Desde que soy mamá, he pensado en la persona que soy, y si realmente debería tener la
responsabilidad de ser ejemplo diario para otro ser humano.
Más que el tener la responsabilidad, porque fue una maternidad deseada; es dudar de mi
capacidad sobre ser ese adulto digno de punto de partida para que un bebé encuentre amor,
refugio, apoyo y consejos.
Y estas dudas me surgen porque a mis 30 años, no he hecho más que cagarlas.
Podría enumerar mis errores como una lista de supermercado y aun así, hay errores que no
permitiría que mis padres o mi hijo conocieran
No es un cargo eterno de culpabilidad, solo que re evalúo todo lo que soy y pienso, el
porqué de cómo pienso y cómo hago las cosas y por ende las consecuencias que eso me
trae y me han traído.
No sé si estaré lista para decirle a mi hijo o a mis padres que superé dos intentos de
suicidio, que estuve a nada de car en la prostitución, que las deudas me estaban matando,
que pasé mucha hambre, que mentí, que afecté mi salud por andar de irresponsable, que
dormí en el piso, que manipulé a personas; que me siento avergonzada de lo que dije e hice
borracha y que su papá y yo, estuvimos a una decisión cobarde de no seguir juntos
No estoy lista ni creo que lo estaré, para sacar esa vulnerabilidad que ahora hace parte de
mi vida; pero que me dice que esos años oscuros, valieron la pena para dejar de ser lo que
no me convenía seguir siendo.
Que las decisiones que tomo ahora, van con análisis de pros y contras, y como dice Diego
Ruzzarin, tratar de llegar sin vergüenza al futuro… para mí no es posible, aprendí a
perdonarme a la Amalia que me generaba vergüenza
Y quiero sustituir esa vergüenza por lecciones unas que llegaron con lágrimas y se han
quedado. Para cicatrizar, para sabiduría, para un cuento de una tarde. Y con esas lecciones
aprendidas, tal vez decirle a mi hijo en un futuro: No arriesgues tu dignidad.
Tal vez las lecciones que aprendí, son ese punto de partida de lo que sí puedo hablarle a
Humberto Enrique.
Porque la honestidad y la prudencia que a mí me faltaron, espero él pueda aplicar en su
vida; y en un futuro no tenga que esconder sus errores de mí
Tal vez, la maternidad me sanó de lo que ya no funcionaba en mi vida, tal vez, el ser
humano digno de ejemplo es él y yo lo acompaño.
Lo único seguro es que amor, refugio, apoyo y consejos va a tener con esta madre que
superó sus errores; porque una madre con esas mismas palabras, salvó mi vida. Gracias
mamita.
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La vida es eso, experiencias.
Que bonita columna de reflexión ☺️