“Lo femenino en el patriarcado no sería lo que las mujeres son, sino lo que los hombres han construido para ellas” -Luce Iragaray
Normalmente, dentro del campo de estudio de las ciencias, la filosofía, la historia y demás, encontramos gran cantidad (o totalidad) de aportaciones de teóricos masculinos, que, a parte, muchos destacan por su gran conocimiento y estudios impecables. Pero ¿Qué hay más allá? En la filosofía, por ejemplo, se estudian los pensamientos de los autores (todos hombres) respecto a gran cantidad de aspectos (Dios, hombre, ciencia, naturaleza, cuerpo, alma, etc.) Pero, muy poco se habla sobre: ¿Qué conceptos tenían estos respecto a la posición de la mujer en la sociedad? Tema de gran relevancia si se tiene en cuenta el papel de estas dentro de la sociedad antigua y actual.
A los hombres se les atribuye y reconoce su trabajo, pero se deja de lado su moral y distintos hechos que se deberían tener en cuenta antes de exaltar su labor. En primer lugar, uno de los autores a mencionar es Jean Jacques Rousseau, autor de “El contrato social” quien aseveró en algún punto que es necesario que las mujeres “vivan a la sombra del encerramiento y se dediquen a servir a sus maridos” puesto que esto es, según asegura, su destino, consolidando la opresión hacia la mujer y la prevalencia del patriarcado.
Posteriormente, Immanuel Kant, uno de los filósofos más conocidos por sus diversos y significativos aportes a la filosofía moderna, consideró: “para las mujeres no son adecuadas las tareas intelectuales: su «bello entendimiento» no está hecho para filosofar sino para sentir”. Cabe aclarar que para Kant lo “bello” es sinónimo de superficial y que, siguiendo la lógica de su afirmación, el hecho de ser hombre daba paso a un sinnúmero de privilegios intelectuales que cualquier mujer podría envidiar y, aun así, jamás alcanzaría.
Finalmente, Charles Darwin, famoso científico y autor de “El origen de las especies” afirmó que “al tener que cazar, defender a «sus hembras» y competir por ellas, el macho humano había desarrollado no sólo tamaño, fuerza, coraje y aspecto físico, sino «facultades mentales superiores, como observación, razón, invención o imaginación […]”, dejando claro que no existe nada en lo que la mujer iguale o supere al hombre, considera que todo en este está, naturalmente, por encima de la mujer desde cualquier perspectiva.
La lista podría continuar infinitamente, lo que da una visión amplia en lo que concierne al machismo histórico y cada vez más reforzado, causando y justificando la opresión que la mujer ha vivido desde siglos atrás hasta la contemporaneidad. El hecho de que muchos autores de los que hoy se conoce y estudia sus obras tuvieran sus vidas inmersas en el machismo y no sea lo “suficientemente relevante” para hablarlo, estudiarlo y enseñarlo actualmente, ilustra de manera clara que esto sigue inmerso en la comunidad científica y académica, donde se decide pasar por alto todo lo anteriormente mencionado, aún siendo prueba del sometimiento que ha vivido la mujer, dejando en el aire algunas preguntas: ¿Cómo conoceríamos la historia si hubiera sido escrita por mujeres? ¿Cómo sería la ciencia si hubiera tenido mayor aporte femenino? ¿De qué manera se estudiaría la filosofía si desde su inicio hubiera tenido perspectivas de mujeres?
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